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Hoy queremos hablar de una disciplina especifica que, a pesar de no haber sido mencionada en nuestro blog hasta ahora, representa unos de los cursos más completos y demandados por nuestros alumnos: la kinesiología holistica. La alta demanda de este curso se debe las extensas aplicaciones de esta disciplina que, de forma científica, es capaz de evaluar la respuesta de los músculos para detectar desequilibrios en el organismo, prevenir trastornos o corregirlos, mediante el tratamiento más adecuado para el paciente. Con el fin de entender la kinesiología de la forma más practica posible, entrevistamos a Karim Hasbis, un profesional de grandísima experiencia y querido profesor de nuestra escuela.
¿Qué es la kinesiología?
Se trata de un conjunto de técnicas que restablece la salud holística. Partiendo de la naturaleza de la persona, entendida como ser compuesto por las sumas de sus diferentes partes, la kinesiología comprende el contexto y estado de todas ellas para tratarlas, unificarlas y así restablecer la salud mediante la superación del desequilibrio encontrado. Existen diferentes tipologías de desequilibrio: estructural / físico, emocional, energético y bioquímico.
¿La kinesiología funciona siempre y con todo tipo de personas?
Sí, la kinesiología es apta para cualquier tipo de persona. Se puede tratar a bebes, niños, adolescentes, adultos… hasta personas muy mayores, no hay limitaciones. Empíricamente, reconozco que a mi consulta llegan sobre todo adolescentes, personas de mediana edad y, en un número menor, ancianos. También he observado que, en mi caso, acuden más personas extranjeras que españolas.
¿A qué crees qué se debe ese fenómeno?
Por norma general, en el norte de Europa y América Latina, hasta la gente mayor recurre más frecuentemente a la kinesiología. Esto pasa porque en esos países hay un conocimiento y una educación cultural más amplia y consolidada hacia esta disciplina. Sin embargo, en España, la kinesiología – y la salud holística en general – se empezó a tratar hace sólo 20 años, por lo que llevamos un retraso cultural de varias décadas. La consecuencia lógica de esto es que los extranjeros, al haber recibido más información, se mueven en un sistema cultural que reconoce y “normaliza” la práctica kinesiológica.
¿Qué tipo de personas acuden entonces a la kinesiología?
Generalmente las personas que acuden a mi consulta vienen por recomendación de amigos o parientes. He atendido a más de 3000 personas a pesar de no tener página web y no anunciarme en ningún lado. Recibo a mis pacientes en un sitio que puede parecer casi escondido y lo hago así porque quiero “estar tranquilo” y no llamar la atención. Generalmente la gente llega a mí porque ha tenido “una experiencia” y ha visto algo diferente, auténtico y esencial. La salud no entiende de qué es mejor o peor: entiende de lo que es bueno y funciona; de eficacia y solución. Podemos decir que si la kinesiología no consigue resolver todo el problema, sí que pone remedio a una buena parte y lo hace de una forma no agresiva. Ayuda mirando a las diferentes vías perseguibles y encontrado la síntesis de ellas. Ofrece la posibilidad de conseguir información distinta (desde los varios componentes del sistema humano) para luego, dependiendo del talento y predisposición del terapeuta, dirigirlas hacia la mejor resolución holística.
¿Cómo te acercaste a este mundo?
Empecé estudiando 5 años de osteopatía y luego otros 5 años para sacarme el doctorado en osteopatía (en una universidad privada en México). Sucesivamente, aprendí naturopatía y medicina china para finalmente, gracias a las sugerencias de mis maestros, acercarme también a la kinesiología. Esos profesores fueron muy importantes para mí porque me decían que tenía una propensión especial hacia algo de lo que todavía no había tomado conciencia. Me mostraron un camino e hicieron que me diera cuenta de que efectivamente tenía que dedicarme a la kinesiología. Fue así como me acerqué y comencé a sentir que esta disciplina “era lo mío”. Estudié e investigué hasta el punto de descubrir unas técnicas específicas que integran la salud física con la emocional y la energética y que prestan atención también a esa parte humana que no se ve, pero que influye en cada uno de nosotros.
¿Para qué tipo de problemas la gente suele recurrir a un kinesiólogo?
Generalmente recurren a la kinesiología cuando hay un problema inespecífico (es decir que no tiene una etiología científica reconocida) o que los médicos no han podido solucionar. De este modo, podríamos decir que las personas buscan en la kinesiología la vía para entender el programante del desequilibrio: la causa que desencadena el problema aparente y, sobre todo, para que se le proporcionen unos recursos que restauren ese desequilibrio. Esos recursos o pautas que facilita el terapeuta consisten en un conjunto de sugerencias (postulares, químicas, emocionales…) que influyen y cambian el patrón que provoca el desequilibrio.
¿Existe alguna “propiedad” de la kinesiología que la gente desconoce y que sería muy útil dar a conocer para que se impulse su utilización?
La kinesiología te da la oportunidad de hacer síntesis y abrir las diferentes puertas necesarias para buscar un programante y así individualizar y priorizar un tratamiento preciso. Permite encontrar el camino más rápido para tratar a la persona y el problema que la lleva a consulta. Lo que marca la diferencia entre la kinesiología y otras disciplinas, es que la primera “desnuda” el entero sistema de la persona y mira a todas sus partes teniendo siempre en cuenta que todas ellas son, en realidad, la misma cosa: unas influyen en otras y terminan siendo lo mismo. La kinesiología trata cada parte sin perder de vista el conjunto del sistema, no divide, sino que conjuga.
¿La respuesta que un cuerpo da al kinesiólogo es siempre cierta?
La respuesta que recibimos siempre es cierta sí, pero lo es en ese preciso momento. Cada instante es particular e individual, porque depende de varios factores (cómo, por ejemplo, el emocional) que pueden variar por influencias internas o externas. Por eso, lo que el kinesiólogo comprueba, es el estado de la persona en el momento que acude a la consulta y empieza a tratarlo desde lo que encuentra en ese contexto especifico. Evidentemente, el problema por el que una persona acude a un kinesiólogo nació tiempo atrás, y suele ser la consecuencia cronificada de causas “escondidas” que la kinesiología es capaz de reconocer de forma exacta. Lo que hace el terapeuta es ayudar a la persona a reconocer la razón (o causas) de sus problemas y le muestra el camino para superarlo.
Y eso es cierto al 100% o existe un margen de error?
Si el kinesiólogo está bien formado y preparado, la pauta que ofrece a la persona es cierta al 100%, ¡como la vida misma! Puede ser que haya casos en los que mi intervención y sugerencias no hayan surtido el efecto deseado, pero si ha pasado, no me lo han comunicado. Lo que sí es seguro, es que algunas veces la kinesiología te muestra la causa de tu malestar y te da unas pautas resolutivas que necesitan una gran implicación por parte de la persona. Si esta no quiere seguir las sugerencias o reconocer la razón real del problema, de poco vale la consulta. Este mecanismo suele pasar sobre todo con los patrones emocionales que son difíciles de resolver sin una colaboración concienciada por parte de la persona. La kinesiología reconoce la causa del desequilibrio, pero necesita que el individuo participe y se haga responsable de su mejoría. El profesional es un simple medio para que la persona reconozca el problema: no es posible depositar toda la responsabilidad en el terapeuta dado que es la persona misma quien cambiando su estilo de vida soluciona la raíz del problema.
¿Cuál ha sido el caso que has podido sanar y que te ha hecho sentir particularmente satisfecho de tu trabajo?
Bueno…quizás los casos de personas diagnosticadas como deprimidas. Situaciones problemáticas de larga duración que, a pesar de estar tratados con medicamentos muy específicos, no se resolvían ni con el paso de los años. Muchísimas de esas personas han encontrado una mejoría asombrosa o han resuelto el problema por completo gracias a la kinesiología.
Hay personas que no dan crédito a las terapias naturales y, entre ellas, a la kinesiología. Cuando alguien dice que la kinesiología es “espiritismo y cosas raras” ¿tú que respondes?
La kinesiología es una técnica que no desestima o rechaza nada de lo no visible. Es decir: lo que el ojo no ve, no significa que no exista. Hay energías que son sutiles y si la persona está facultada, puede manejarlas. A los que catalogan esto como algo “místico”, yo respondo que la ciencia siempre va detrás de la naturaleza y que, evidentemente, todavía no domina por completo.
El kinesiólogo tiene la capacidad de conocer los misterios y ciclos de la naturaleza y si lo sabe interpretar bien, entonces puede entender los ciclos de los desequilibrios y como restablecerlos de una forma u otra. La base de la kinesiología está científicamente demostrada, pero es verdad que, mediante esta disciplina, se puede acceder a una batería de otras posibilidades que son sutiles, bioenergéticas y de origen milenario. Las técnicas kinesiológicas funcionan y eso no es discutible, aunque algunas de ellas puedan parecer mágicas. En realidad, no lo son: simplemente la gente desconoce el sentido bioenergético y fisiológico que está detrás.
¿Cuál es la dificultad mayor a la que un estudiante se enfrenta para llegar a ser un buen kinesiólogo?
La dificultad mayor es el interés y las necesidades que tenga de ser un gran kinesiólogo. La kinesiología espera a todo el mundo que “sienta la llamada”, que quiera acceder a la multiplicidad de técnicas que restauran distintos desequilibrios.
El ser humano atesora múltiples vías para la restauración del bienestar y con la kinesiología se puede tocar las distintas llaves que te dejan acceder a ese estado de equilibrio. La mayor dificultad del estudiante es la capacidad de tolerancia a las distintas percepciones porque, al existir diferentes campos y áreas (intelectual, físico, emocional…), significa que los desequilibrios pueden hallarse en distintos planos. Para trabajar un problema de forma eficaz, el terapeuta tiene que ser capaz de ver dónde está la necesidad de la persona (en qué plano) y sucesivamente, tener la capacidad personal para acceder a esos niveles.
Se podría decir que la cumbre es tener la capacidad de sintetizar (en el menor tiempo posible) las necesidades que tiene el cuerpo de la persona que sufre el desequilibrio. Individuar la causa originaria del desequilibrio. El individuo presenta una necesidad y el terapeuta tiene que ser capaz de encontrar la vía más directa y efectiva (entre multitudes de posibilidades) para restablecer el equilibrio de la forma más rápida posible. Pero esa capacidad, como en cada trabajo, se alcanza con el tiempo y con mucha experiencia.
¿Todo el mundo puede ser un buen kinesiólogo?
Sí, todo el mundo puede serlo si está interesado y se aplica. Todos tenemos las capacidades para desarrollar los cursos de una forma satisfactoria y sin límites. La kinesiología no pone límites.
Pero si la kinesiología trabaja con 4 sectores distintos, que responden a diferentes conocimientos por parte del kinesiólogo, ¿significa que antes de hacer el curso de kinesiología, es aconsejable formarse en osteopatía, terapia emocional, etc…?
No, no necesariamente hay que empezar por otra cosa. Yo estudié kinesiología en último lugar (después de haber estudiado osteopatía, por ejemplo), pero si lo hubiese sabido, me habría evitado los cursos anteriores para empezar directamente con kinesiología. Obviamente la formación previa, junto con la experiencia, han sido herramientas útiles: a más facultades siempre corresponden más posibilidades, pero las técnicas que se enseñan en kinesiología van tocando todos los ámbitos formativos y por eso no necesariamente hay que tener conocimientos previos.
¿Hay algunas características que hagan a un kinesiólogo mejor que a otro?
El mejor kinesiólogo se identifica por referencias sólidas y comprobando que lo que hace y aconseja proporciona soluciones válidas. Su calidad se mide mediante la capacidad de resolución de tu demanda. La kinesiología no es una técnica intelectual, es hacerte responsable de tu desequilibrio y seguir los recursos indicados para restablecerte. ¿Cuál es la tecla para reconocer a un buen kinesiólogo? Cualquier persona que se pone en las manos de un terapeuta se da cuenta de si éste tiene capacidades o no. No hay una regla que mida si una persona es resolutiva o no. Lo que valen son los hechos y las capacidades de usar recursos. Cada persona presenta un problema: el buen kinesiólogo es aquel que, con los recursos a su disposición, es capaz de ofrecer rápidamente y de la mejor manera posible, unas pautas concretas para restablecer el equilibrio.
En tantos años enseñando y trabajando como kinesiólogo, ¿qué idea te has hecho sobre el tipo de problemas que llevan a la gente a tu consulta. ¿Qué le pasa a la sociedad?
El mayor problema de la sociedad es que se está desviando de la fuente. Al existir tanta información, las personas se están reeducando de una forma global y lo hacen a un ritmo que no es biológicamente natural. El adaptarse a ese ritmo social, hace que la persona se desvincule del ritmo natural. Vamos demasiado rápido y la multitud de información que nos rodea, nos desvía de nuestro centro. El ser humano del siglo 21 va perdiendo cada vez más capacidad de adaptación al medio, por culpa de la cantidad de información y del ritmo que nos imponemos. Estamos desorientados. Hay que buscar la manera de ser lo más simple posible. Simplicidad. Porque en la salud, menos es más.
¿Y Como se traduce eso en la vida práctica?
En la vida práctica hay que despreocuparse despejando las cosas no prioritarias y quedándose con lo básico. El adaptarse constantemente a la frenética multitud de información es una “actividad” que quizás se pueda hacer cuando somos jóvenes, pero, conforme pase el tiempo, la persona pierde capacidad de adaptación y eso se traduce en enfermedad.
Se trata de un proceso fisiológico y por eso hay que aprender a ralentizar y a centrarse sólo en lo que es necesario. No se pude hacer en un mes lo que antes se tardaba un año. El ordenador es capaz de hacer mucho en muy poco tiempo, pero el ser humano no pude hacer lo mismo sin tener serias consecuencias. Cada persona tiene que comprender cuáles son sus límites y adaptarse a ellos sin exigirse demasiado. Por eso, la persona no se tiene que dispersar: tiene que encontrar su propria misión, vocación, su sendero, su función en este mundo. Hay que ser lo que somos y no lo que quieren que seamos.
La kinesiología es una oportunidad para acercarse a la naturaleza y a los misterios que atesora el hombre. Gracias a ella podemos conocer los logros que el ser humano puede hacer por sí mismo y por los demás y conseguir los mal llamados “milagros”. Milagro viene de “mi logro” = mi conquista y consiste en el poder restaurar situaciones desequilibradas, por muy difícil que parezcan. Se trata de “atreverse” a indicar el estímulo más adecuado para que la otra con sus proprios recursos, despierte y aprenda la manera de sentirse bien y estar viva.
Para más información e inscripciones a los cursos de kinesiología holistica, llámanos a estos números: 655821392 / 658116351 o escríbenos a info@namasteformacion.com.